Paulina Nin no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas
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domingo, septiembre 11, 2005

Discurso en degradé:

Compañero Presidente:
La llamarada del pueblo se enciende con tu rostro combativo y consecuente. No hay punto de nuestra sufrida tierra al que no llegue tu ejemplo visionario, tu palabra ardorosa y tu talle germinal. La patria recoge tu ejemplo victorioso y lo proyecta hasta el ansiado día de la victoria final que tanto hemos anhelado.

Salvador, los que recorrimos las calles siguiendo el camino ejemplar de la alianza que integramos hace tantos años junto a otros compañeros que recordamos con cariño y dolor, aplaudimos tu consecuencia y la integridad de tu vida, entregada en la búsqueda de un país más justo y solidario.

Presidente, hace más de tres décadas que fuimos parte de ese proceso que unió a muchos compatriotas tras nuestra causa, aunque también provocó, porque no decirlo, la airada reacción de las fuerzas conservadoras del país, lo que nos hace pensar, de alguna manera, en cómo pudimos hacer algo más para evitar la catástrofe que sucedió.

Justamente, por estos acontecimientos, muchos de nosotros recorrimos el mundo, denunciando la tragedia de nuestro país, pero a su vez comprendiendo la exacta realidad del que para nosotros, en ese entonces, era el camino a seguir. Fueron, sin duda, años de grandes y violentos aprendizajes.

Por eso, aunque pueda parecer desde la perspectiva actual casi una utopía, recordamos tu ejemplo como una persona valiente, consecuente, que se la jugó por sus ideas y supo dar la vida por ellas, más allá de los desaciertos que cometimos y que, por cierto, precipitaron esta abrupta salida de nuestra sociedad.

Esperamos, de todos modos, que este reconocimiento que te brindamos no genere incomodidad entre nuestros eventuales adversarios políticos, a quienes tanto respetamos, porque no podemos dejar de reconocer que todos tenemos nuestra parte de culpa en los acontecimientos que ocurrieron en el país, y que por cierto no queremos volver a vivir en aras del actual y exitoso proceso democrático.

Estimado ex mandatario, lamentamos no haber concurrido hasta su tumba para honrar tu recuerdo, pero entenderás que no queremos exponer nuestros más destacados representantes a la ira de los desadaptados de siempre, que no colaboran en nada a nuestro anhelo de tener un país reconciliado, donde cada uno sepa entender los humanos pensamientos de cada quien.

Bajo esta misma perspectiva, estamos seguros que usted entendería y sería el primero en defender la valiente actitud de nuestro actual mandatario, a quien no le tembló la mano para tener un gesto de grandeza y permitir que quienes cometieron errores puntuales bajo el régimen de las Fuerzas Armadas (las cuales, felizmente, están cada día más profesionales) puedan reconocer sus errores y recibir el perdón para dar vuelta esta dolorosa hoja de nuestra vida cívica.

Bueno, recordando su valiente figura, y habiendo querido acompañarlo a su actual residencia, nos mandamos este whiskacho en su nombre, cantando la marsellesa.

Atentamente, sus compañeros de partido
PS: Salvador, estoy contigo.