Apareció "el opinólogo perserguido"

Pasó por nuestras suntuosas oficinas, mientras saboreábamos nuestro sushi matinal con ulpo, un fulano que se hacía llamar "El opinólogo perseguido". "Aquí no se puede pedir plata" le dijimos, tras lo cual nos señaló, indignado, que quería mostrarnos su arte, un "noble fruto de la cultura popular". Aunque en un principio dudamos de subir su décima, nos convencieron la decisión de sus actos, la solidez de sus convicciones y la contundencia de su cheque. Ahí va.

" 'tan muy caras las sandías
las naranjas y manzanas
que aunque puedan ser muy sanas
van subiendo día a día
así se va la alegría
por las paltas y limones
que están costando millones
pa' desgracia de la gente
y pa' peor el presidente
se pone a indultar hueones".